Érase una vez una chica llamada Ana que tenia 17 años, a Ana
le encantaba el fútbol desde pequeña, pero sus padres no la dejaban jugar
porque decían que es un deporte que
no tenía futuro y menos siendo
una chica, también decían que su hija no estaba hecha para eso, sino para
estudiar como lo hizo Sam, su hermano.
Ana era una chica muy divertida aunque criticada por sus
gustos, pero a pesar de todo le daba
igual, su mundo giraba el rededor de un balón. Sus amigos eran la mayoría chicos, ya que prefería jugar al futbol a
pasar el tiempo hablando de ropa y de
tacones.
Ella es una chica
morena, de ojos morrones con el pelo muy largo y liso, una chica muy guapa que podría
valer para cualquier otro tipo de trabajo, incluso modelo, con que la mayoría
de chicas de su edad sueñan.
Su padre era maestro de
universidad, por lo que estaba convencido de que algún día daría clases a su
hija, y no quería hacerse la idea
de los gustos de ella, ya que
lo ve un juego entupido.
Ana siempre está peleando con él a causa del juego, ella
dice que es un trabajo digno, igual que el suyo, que tienes sus riesgos y que
no solo es ir tras un balón y darle patadas (Cosa que todo el mundo le dice)
Ana empezó a estar cansada de que con casi 18
años no pueda hacer lo que le apetece, además no siendo nada malo.
Finalmente sus padres
desesperados la mandan a unas clases particulares, donde conoce a Nataly, una
chica que esta en la misma situación de Anna ya que sus padres no están de
acuerdo
Las dos hacen
amistades y comienzan a buscar una manera de pasar el tiempo donde les gusta,
en un césped.
Entonces es un día al
salir de clase cuando ven un cartel anunciando que en verano había un campamento de futbolístico en el pueblo
de al lado, por lo que ambas comienzan a ahorrar y a intentar convencer a sus padres
Finalmente lo consiguieron
Llega el verano y las dos están en el campamento, allí
tienen su propio equipo. A mediados de verano, hacen una prueba para elegir
alas 5 mejores jugadoras, donde entre esas 5 están las dos, ellas empiezan a meterse en ese mundo, y a viajar,
le dedican muchos días al futbol, pero nadie confía en ellas, dicen que no
subirán de dos simples jugadoras que han sido elegidas al azar.
Pero nadie consigue
quitarles la ilusión.
Al cabo del tiempo comienzan a jugar en los mejores equipos
del país, y también dan clases en el extranjero a niños pequeños. Las dos hacen
lo que quieren, y a pesar de difícil que fuera lo han conseguido
Cada crítica le daba más valor para conseguirlo y demostrarle a todo el mundo que
estaban equivocados.
Y de esta forma las dos chicas cumplieron su único suelo, entrar en un equipo de fútbol y competir incluso con equipos masculinos.
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