Erase una vez un niño que vivía en un pequeño pueblo
situado a las afueras de Madrid. Éste pequeño, Pedrito, vivía con
su abuela, sus padres y su hermano Roberto.
Pedrito, sentía cierta envidia de su hermano ya que
éste sacaba unas notas impresionantes, tenía una personalidad
maravillosa y gracias a ello recibía grandes beneficios como ir al
cine con sus amigos o a cenar a un restaurante.
El pequeño de la familia, sin embargo, odiaba estudiar
y era bastante antipático con los demás, su madre ya no sabía que
hacer para que éste hiciera la tarea y estudiara y por lo tanto
siempre se veía obligada a castigarlo sin jugar a la Play o sin ir a
jugar al fútbol al parque de al lado de su casa.
Un día, al llegar del colegio le dijo a su madre que
había suspendido otro examen de matemáticas por lo que su madre se
enfadó bastante y lo mandó a su cuarto castigado inmediatamente.
Mientras Pedrito estaba en su cuarto castigado llegó su hermano del
instituto diciéndole a su madre que había sacado un sobresaliente
en biología a lo que ésta respondió con besos y con mucha alegría.
Tras esto, Pedrito comenzó a pensar alguna forma para
hacer que su madre estuviera lo suficientemente contenta de él, por
lo tanto, decidió ir al salón y decirle a su madre que iba a
cambiar por completo y que a partir de ahora no tendría que
regañarle más por sus malas notas ya que iba a hacer siempre la
tarea y estudiar más que nunca. Su madre, sorprendida aceptó la
decisión del niño y esperaba que esto fuera real, por ello ésta le
pidió que demostrara las cosas con hechos y no con palabras.
A la semana siguiente, el pequeño llegó a su casa
gritando:
-¡Mamá, mamá! ¡He sacado un diez en matemáticas!
-¿De verdad cariño?-preguntó su madre extrañada
-Sí, sí mamá de verdad-respondió el hijo muy
convencido a pesar de que sabía que estaba mintiendo
-Pues como recompensa hoy podrás ir un rato con tus
amigos al parque-dijo su madre con una sonrisa en la boca
Días más tarde volvió a llegar el pequeño diciendo
que había sacado un nueve en lengua. Su madre de nuevo se sorprendió
y esta vez lo dejó jugar a la Pley, pero su ésta le pidió a su
hijo la agenda para escribirle una nota al profesor para preguntarle
si era verdad que Pedrito estaba sacando tan buenas notas. Éste,
para no hacer sospechar a su madre se la dio sin ningún problema.
A la mañana siguiente, el pequeño se encontraba en el
colegio con sus amigos y les contó lo que le ocurría y le pidió al
niño con la letra más bonita de la clase que le escribiera a su
madre una nota como si fuera el profesor. Éste accedió sin problema
ya que si lo hacía Pedrito le daría un paquete de chicles.
Su madre, al ver dicha nota escrita por el profesor la
cual decía “Su hijo está mejorando considerablemente, le aconsejo
que lo felicite por este enorme esfuerzo que está haciendo”, su
madre sorprendida volvió a creérselo ya que si se lo decía el
profesor sería verdad.
El chico siguió trayendo notas de exámenes con
sobresaliente hasta acabar el curso pero por sorpresa el día de la
recogida de notas cuando el profesor vio a la madre volvió a echarle
la misma charla de siempre sobre los malos resultados en los exámenes
y la educación de su hijo, ésta se quedó impactada y le contó al
profesor todo lo que su hijo había estado diciéndole y haciendo
durante todo el curso para que su madre creyera que estaba sacando
buenas notas.
Tras esto, el niño pasó a quedar como el más
mentiroso de todo el colegio y a partir de ese momento éste no
volvió a ir más con sus amigos al parque ni a jugar a la Play lo
que le sirvió como enseñanza para no mentir más y hacer las cosas
como se deben hacer.