Seguro que alguna vez habéis escuchado alguna historia
de la típica anciana que vivía rodeada de gatos pero ésta es
completamente diferente. Araceli era una anciana con unos ochenta y
pocos años de edad la cual vivía rodeada de gatos pero no por el
hecho de que le encantaran los animales sino porque era bastante
caritativa. Araceli desde siempre había adorado ayudar a las
personas que más lo necesitaban pero su marido no la dejaba ayudar a
todo el mundo ya que consideraba que era un tanto “tonta” ya que
el resto no la ayudaría cuando ella lo necesitara.
Una vez que falleció su marido ella se dedicó a ayudar
a todo el mundo que lo necesitaba hasta el punto de ayudar hasta a
los animales. Todas las mañanas al levantarse salía en bata a la
esquina de su calle y dejaba tazones con leche para los gatos que
vivían por allí, poco a poco estos gatos fueron siguiéndole la
pista hasta que llegó un día en el que la esperaron en su casa, a
los pocos meses ya tenía Araceli en su casa a más de diez gatos sin
esperar que éstos iban a reproducirse muy rápidamente llegando a
tener ella en su casa cerca de cuarenta gatos.
Ella seguía ayudando a todo el mundo hasta que un día
comenzó a perder la cabeza y a hablar con los animales, les contaba
cuentos, historias y creía que éstos le respondían. Araceli
enfermó bastante y no podía ni si quiera levantarse de la cama,
intentaba hacerlo para ayudar a los demás y alimentar a sus gatos
pero le era imposible, éstos, al ver que ella ya no los alimentaban
se escaparon y las personas a las que ella ayudaba dejaron de ir a su
casa a visitarla y a pedirle ayuda provocando ésto que ella se
quedara sola sin ayuda de nadie siendo así cierto lo que le decía
su marido “Está bien ayudar pero hasta un cierto punto ya que
cuando tu necesites ayuda nadie se va a sacrificar por ti”
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