viernes, 18 de octubre de 2013

La fragancia de la elfa

Hace mucho mucho tiempo, en unas cuevas pertenecientes a la actual Alemania vivían una serie de elfos que destacaban principalmente por su agudo olfato. En esta especie de gran familia vivían desde elfos recién nacidos a los que se les estaban empezando a poner sus orejitas puntiagudas hasta elfos ancianos a los que ya sus orejas se les estaban empezando a caer. Entre todos estos elfos destacaba una elfa, Anémona, era una elfa diferente, era morena, con el pelo oscuro y unos ojos azules que resaltaban aún más sus facciones, además tenía un carácter bastante fuerte y sus ideas bastante claras.
Éstos elfos, gracias a su avanzado olfato todos se dedicaban a crear nuevas fragancias que ayudaran a hacer que ésta gran familia destacara por su buen olor. Todos creaban fragancias diferentes, con olor a hierbas aromáticas, o con olor a jazmín, o a margaritas. Pero a Anémona se le ocurrió hacer algo diferente, mezcló fresas con guindas, echó unas cuantas gotas de limón y un poco de vainilla, ella pensó que iba a ser un olor como otro cualquiera, pero tras acabar de elaborar dicha fragancia decidió olerla y descubrió que este olor no era un olor normal, la fragancia tenía algo que la hacía distinta, pero ella pensó que tal vez a ella le parecía que olía muy bien ya que lo había hecho ella y se juzgaba siendo menos exigente, por lo tanto decidió poner un poco de esta fragancia en su cuello y en sus manos. Al salir de la cueva comenzaron a dirigirse hacia ella muchísimas personas y a hacerle preguntas acerca de su olor.

-¿Por qué hueles tan bien? ¿Es un tipo de fragancia nueva?-dijo un elfo que pasaba por allí
-¿Y este olor? ¿Cómo lo has conseguido?-dijo otro

Anémona comenzó a agobiarse bastante y en menos de diez minutos tenía a más de veinte elfos de su familia y ajenos a ésta que estaban oliéndola y haciéndole preguntas sobre su fragancia. A ella le llamó bastante la atención que tan sólo la estuvieran oliendo chicos, lo cual la hizo extrañarse, pensó que tal vez además de por su olor éstos estaban detrás de ella porque era muy guapa. Tras esto, ella intentó salir como pudo del centro del circulo en el que se encontraba y se dirigió rápidamente hacia su cueva. Al llegar a esta su padre directamente fue hacia ella y comenzó a olerla siendo similar a un perro.

-¿Qué fragancia llevas?-preguntó el padre
-Una nueva que he elaborado cuando el Sol estaba saliendo-respondió la hija
-Cressida, ¿no notas que el olor de tu hija es fabuloso?-preguntó el padre a la madre de Anémona
-Pues la verdad es que no, sinceramente no consigo oler nada.

Esto hizo que Anémona siguiera pensando que esta situación era bastante chocante, ya que cuando salía a la calle tan sólo la olían los elfos y al llegar a la cueva más de lo mismo, y es que para su madre incluso no olía a nada. Lo que a ésta más le extrañaba era que ninguna mujer pudiera olerlo y ella fuera la única además de los hombres.
Al día siguiente Anémona decidió volver a echarse dicha fragancia, al salir de la cueva tenía tras ella a más de cuarenta elfos oliéndola y muchos comenzaban a decir que estaban enamorados de ella. Anémona seguía pensando que esta situación no era normal y que además, éstos elfos se estaban enamorando de ella tan solo por su olor, por tanto ella decidió dirigirse a ver a una bruja, la bruja Elektra, a la cual le comentó su problema con esta nueva fragancia, ella le dijo que había conseguido hacer un conjuro con los diferentes materiales que había mezclado y haciendo esta mezcla justo cuando el Sol estaba comenzando a salir, basándose este conjuro en que todos los hombres se enamoren de aquella mujer la cual se eche la fragancia y que sean sólo ellos las personas capaces de olerla además de la creadora. Tras saber esto Anémona decidió no volverse a poner su perfume ya que ella quería que los hombres se enamoraran por su belleza exterior e interior y no por su fragancia.

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