jueves, 15 de mayo de 2014

Mi gran sueño, la natación

Levantarte cada día sabiendo a que quieres dedicarte y cual es realmente tu vocación es algo realmente perfecto pero hay momentos en tu vida que hacen que cada vez veas estos mucho más lejos y casi imposibles.

Desde muy pequeña he tenido completamente claro que mi gran sueño es dedicarme a la natación, a pasar horas y horas en el agua nadando, sintiendo el agua e incluso sentir como se arrugan mis dedos y se convierten en algo similar a pasas de llevar tanto tiempo en el agua metida.
Cuando tenía tres años comencé a nadar en las piscinas de mi ciudad con una monitora pero al ser tan pequeña mi madre tenía que estar conmigo en la piscina. Puedo incluso recordar perfectamente como le decía a mi madre:

-¡Mamá, mamá dejame a mi solita que yo ya se! – decía yo muy enfadada

Cuando me hice un poco más mayor pude comenzar a nadar en la piscina que yo llamaba “la de los mayores”, poco a poco me comencé a dar cuenta de que era realmente algo que me gustaba y que realmente era lo que me hacía disfrutar de todos esos martes y jueves.
A medida que fui creciendo mis ganas por conseguir tardar menos tiempo en hacer el mayor número de largos posible, conseguir hacerlo cada vez mejor y cansándome menos, pero sobre todo mis ganas por disfrutar de aquello que hacía iban aumentando.

Al cumplir siete años, uno de los días que estaba con mi amiga Laura haciendo el calentamiento nos dimos cuenta de que había un hombre mirando las piscinas y fijándose muy meticulosamente en cada una de las personas que estaba en ella. Me metí en la piscina y dijo mi monitora Carla:

-Elena, esfuérzate como nunca, ponte un reto e intenta hacerlo hoy mejor que ningún otro día.

Yo evidentemente comencé a nadar e intenté hacerlo lo mejor posible tal y como me dijo Carla. Al salir de la piscina el hombre de la carpeta me llamó y acudí hacia donde éste se encontraba.

-Hola, tu debes de ser Elena ¿verdad?-preguntó el hombre

-Sí, soy yo-respondí con firmeza

-Bien, te preguntarás quién soy yo, y para que me entiendas, soy el encargado de elegir a todos aquellos niños que creo que pueden tener un gran futuro en el mundo de la natación, por tanto, vengo buscando grandes talentos para mi equipo.-dijo el ojeador

-Acepto, acepto-respondí maravillada

-Pues claro que sí, creo que puedes llegar a tener un gran futuro como tal y además se ve en tus ojos que es lo que realmente te gusta-dijo de nuevo el ojeador

Al cabo del mes comencé a entrenar en dicho equipo con más niños de mi edad, comencé a saber lo que realmente era el mundo de la natación, lo que realmente era estar cansada e incluso lo que era tener que sacar el tiempo de debajo de las piedras para poder llevar a cabo mis estudios y dicho deporte. Sinceramente, era difícil poder compaginar mis estudios con nadar, pero mi madre me tenía dicho desde muy pequeña que aunque mi sueño fuera nadar debía de tener una carrera ya que una no sabe lo que le puede llegar a ocurrir en la vida y hoy mismo puedo estar bien pero mañana puede pasarme algo y desgraciadamente no poder competir más. Por ello decidí estudiar fisioterapeuta para de esa forma aunque algún día tenga que dejar la alta competición por el motivo que sea, poder seguir dedicándome a este mundo aunque sea desde una perspectiva completamente diferente.

A día de hoy, soy nadadora profesional, me dedico a ello y espero poder seguir haciéndolo durante muchísimo más tiempo. Creo que esto es una muestra de que con esfuerzo, sacrificio y constancia se puede conseguir todo lo que desees. Además de ello hay que ser capaz de demostrar que puedes más que el tiempo y conseguir aprovecharlo al máximo posible para que este no se te quede corto.
Mi lema es “querer es poder, y si realmente quieres algo hay que tener claro que quien algo quiere, algo le cuesta”

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