sábado, 24 de mayo de 2014

Amaanat



Amaanat era un niño de cinco años, éste pequeño vive en Nigeria junto a su padre Tabari, su madre Wordah y sus seis hermanos, dos niños más pequeños que él y un niño y una niña mayores que él. Su madre se dedicaba a cuidar de los pequeños y a hacer grandes caminatas para poder conseguir algo de agua potable para su familia. El padre, sin embargo, se dedicaba a cuidar una serie de animales pero que no pertenecían a él.
Wordah, la madre, contaba a sus hijos la vida que llevaba cuando consiguió vivir en España durante dos años. Los pequeños se quedaban alucinados y su sueño era poder llegar algún día a Europa, que sin duda es mucho mejor que África. Por suerte para los pequeños existen una serie de programas de acogida de niños que sean de África, pero no todos los niños que viven en África pueden disfrutar de este programa.

Amaanat, por suerte, fue elegido para ir a España con una familia durante los meses de julio y agosto. El pequeño tuvo que subir a un avión, según él un gran pájaro con alas. Al subir al avión con el resto de niños que tenían asignados el mismo destino iban todos alucinando y con unas ganas increíbles de llegar para poder conocer a sus familias de los meses de verano.

Al pequeño Amaanat le tocó vivir con una familia sevillana la cual era genial, dicha familia estaba compuesta por dos pequeños, Laura y Adrián, de cinco y siete años respectivamente, y los padres de ambos, Miguel y Rocío. Los padres de estos dos hermanos no tenían un trabajo como el de los padres de Amaanat, los padres de ellos dos, sin embargo, trabajaban de empresario el padre y la madre como enfermera. Toda la familia se volcó completamente en el pequeño y se basaron en dar una buena vida al chico de color al menos durante estos dos meses.

Dicha familia quería dar a Amaanat todo lo que éste no podía recibir en su subdesarrollado país. Por ello, cuando el pequeño llevaba ya unos días en la casa, decidieron preguntarle a qué lugares quería ir, éste comenzó a pensar los lugares a los que deseaba ir, entre todos los que dijo destacó que quisiera ir a un centro comercial, que deseara conducir un coche, también ir al cine o ir a la playa entre otras.

El día en el que decidieron ir al centro comercial el pequeño estaba alucinando, para él era completamente increíble poder ver cómo las personas entraban en las tiendas y compraban todo lo que querían, o cómo con una simple moneda de dos euros la gente podía conseguir un helado o un paquete lleno de pulseritas de las que a él tanto le gustaban. Al día siguiente decidieron ir al circuito de coches de Jerez, primero fueron a comer a un hamburguesería conocida y éste quedaba sorprendido al ver toda la comida que había en la mesa llegando incluso a tener malos modales ya que sentía una gran ansiedad por comerse todo lo que había en la mesa, llegaba a chuparse los dedos e incluso manuseaba y cogía toda la comida temiendo que alguien se la quitara y se la comiera antes de que él fuera a comérsela. Tras esto, decidieron ir a los circuitos donde Amaanat disfrutó como nunca antes lo había hecho. Pero, sin duda, lo más alucinante que hicieron fue ir a la playa, el pequeño quedó asombrado por la grandeza de la playa, se sentó en la orilla y comenzó a jugar con la arena al mismo tiempo que el agua del mar daba en sus pies. Tras esto jugó al fútbol con Adrián, se bañó con Laura e incluso hicieron hermosas esculturas. Amaanat quedó alucinado con la grandeza del mar y al montar en el coche dijo:

-Se me ha ocurrido una gran idea -dijo convencido el pequeño

-¿Qué idea? - Preguntó Rocío

-He pensado que como ustedes tenéis aquí tantísima agua pues yo me voy a intentar llevar algo de ésta para mi país, ya que en mi casa nunca hay agua y mi pobre madre tiene que acudir a un pozo muy lejano para que podamos beber agua. - Dijo Amaanat con una sonrisa de oreja o oreja

Rocío y Miguel explicaron a Amaanat que ese agua no era potable, el pequeño echó a llorar, ya que el pensaba que había solucionado la vida de su familia, de esta forma su madre habría evitado ir al lejano pozo durante al menos unos días.

Amaanat pasó el mejor verano de su vida, conoció España, principalmente Andalucía, fue a la playa, a unas clases de español, aprendió a conducir unos Karts, hizo nuevos amigos .etc.
Pero, al finalizar el verano el pequeño tenía que volver al mundo real, es decir, a su pobre país. Esto no motivaba nada al pequeño y menos si sabía que probablemente esta sería la primera y última vez que el iba a España.

Finalmente, el pequeño regresó a Nigeria con una sonrisa de oreja a oreja y cargado de energía para ayudar en todo lo posible a su pobre familia, y como no, con unas ganas impresionantes de regresar a España alguna vez más en su vida. Para Amaanat esto había sido una experiencia increíble y además una experiencia en la que no existe nada malo, y si hay algo malo es que el pobre Amaanat había pasado una época cargada de altibajos, ya que el era extremadamente pobre, fue a una familia con bastante dinero y ahora vuelve a vivir con su familia y lo complicado para él ahora es adaptarse a una vida cargada de responsabilidades, enormes esfuerzos físicos, mala comida .etc después de haber vivido unos meses de absoluto descanso y diversión.

 

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